Experiencias con lobos

Experiencias con Lobos

Aunque hay quienes piensan que esto es imposible, desearíamos mostraros diferentes experiencias con lobos; os presento un vídeo con nuestro amigo Carlos Sanz, Biólogo, fotógrafo, naturalista y realizador de documentales, que es uno de los mejores especialistas en el mundo del Lobo Ibérico;  sabiendo prepararles  incluso para efectuar  filmajes y con una larga experiencia sobre este tema, ya que comenzó con el inolvidable Félix  Rodríguez de la Fuente en “El hombre y la tierra”.

esta_mi_historia03A través de él pudimos ponernos en contacto con Alberto Lopez Molina, el protagonista de “Mi sueño Cumplido”  que se mostró encantado de que divulgásemos su maravillosa experiencia, y nos la contó en primera persona, lo cual  le agradecemos enormemente.

Vive en Madrid, en la zona de Leganés, ahora tiene 57 años  y es paralitico cerebral desde que nació, es un gran aficionado a la naturaleza y a los animales,  especialmente los cánidos y su gran pasión son los lobos.

Hay una fecha en su vida que no olvidara jamás, fue el 4 de Febrero del 2008 hace 6 años, cuando pudo ver cumplido su gran sueño “ Conocer al Lobo Ibérico ” Canis Lupus Signatus y lo hizo de la mano de Carlos Sanz que lo introdujo en su manada pudiendo disfrutar con ellos de sensaciones que nunca hubiera imaginado, descubriendo que todo lo que le habían contado y había leído sobre estos emblemáticos animales,  no era cierto, ya que encontró en el lobo Ibérico un buen amigo y nos narró así sus emotivas vivencias.

“Mi sueño hecho realidad”

Eran las 9:40 de la mañana cuando llegamos a nuestro destino, un pequeño pueblo de la Sierra Noroeste de la provincia de Madrid. desde su pequeña plaza, llamamos a Carlos por el móvil, no tardo mucho en aparecer, en un viejo R5 de color rojo. Tras una cordial presentación, Carlos nos dijo lo que íbamos a hacer, subimos a su coche, salimos fuera del pueblo, y tras pasar una gran puerta de hierro nos adentramos en un precioso bosque de robles y encinas, de repente, Carlos paro el coche y nos dijo: “Estamos a treinta metros de ellos, voy a intentar que aúllen para que los oigas”. Bajo del coche y empezó a aullar, como si de un lobo se tratara. Aulló a intervalos de un minuto, pero no obtuvo respuesta por parte de ellos, los lobos ya sabían que Carlos no venia solo, y se mantuvieron en silencio por precaución. Seguimos el corto trayecto, y enseguida vimos el recinto. ¡¡Y allí, tras esa alambrada estaban!! Yo lo primero que divise, fueron sus orejas, tiesas como antenas, y cuando vieron a Carlos empezaron a saltar y correr de contentos de verlo, entonces, cogió el cubo lleno de carne y se metió con ellos, y para nuestra gran sorpresa le dijo a mi sobrina y a su novio que se metieran también sin miedo. Yo, todavía tendría que esperar unos minutos para ver cumplido mi sueño, estar cerca, sin ninguna alambrada, con el famoso lobo Ibérico.

¿Qué sientes cuando estas rodeado de una manada de siete lobos? Primeramente sientes incredulidad, luego admiración y un montón de calificativos difíciles de expresar, pero también sientes seguridad, si amigos, me sentía seguro entre ellos, sabiendo que estaba a mi lado uno de los mejores biólogos especialista en lobos de Europa: mi admirado y desde ayer amigo, Carlos Sanz. Y poco a poco, te das cuenta de que aquel mítico animal que nos enseñaron desde pequeños en el cuento de Caperucita Roja y que han catalogado de mil maneras horribles, como de sanguinario, asesino, y cruel, va perdiendo su mito, para convertirse en todo lo contrario, un ser noble, extremadamente sociable y dócil con el hombre.

El “Canis lupus signatus”, o como se le conoce popularmente, lobo ibérico, es el más grande súper-depredador de la Península Ibérica. Su adaptación a todos los terrenos le llevo antaño a poblar casi toda España, entrando directamente en conflicto con el hombre. Fue casi exterminado y puesto en peligro de extinción hasta los años 70, momento en el que apareció su más firme defensor, Félix Rodríguez de la Fuente, que logro un plan de protección, que evitaría que tan bello animal desapareciera de nuestro paisaje. Hoy en día está en proceso de recuperación y se está extendiendo por todo el Norte de España hasta llegar a los alrededores de Madrid. En las dos horas que estuvimos con la manada no hubo ni un gruñido, ni un mal gesto, ni una pelea entre ellos pese a que Carlos los dio de comer delante de mí y de los que me acompañaban, sabiendo perfectamente cada uno cual era su lugar y su comida. Luego Carlos, los saco de su terreno para que yo los viera y los tocara. Ellos olisquearon mi silla, desconfiados, pero aun así se mostraban dóciles y mansos como perritos. Poco a poco fueron cogiendo confianza, y entonces fue cuando pude disfrutar con ellos como nunca lo hubiera soñado. Se acercaban a mí, yo los tocaba y acariciaba como lo hago con mi perro Buster, se me subían encima, me lamían la cara, les tocaba el hocico e incluso me atreví a meterle la mano en su boca y ellos me lamían la mano. ¡¡Era increíble!! Me parecía increíble que un animal así fuera tan maltratado por la gente de tantas y tantas épocas hasta nuestros días.

Cuando llego la hora de dejarlos, me fui con pena, me hubiera gustado quedarme con ellos para siempre, porque siempre me han encantado, y ahora que los conozco de cerca me fascinan mucho más y sé que no son lo que dice la gente. Por eso escribo este artículo, para que los conozcan un poco más, y para rendir homenaje a Carlos Sanz, pues sin él, no hubiera sido posible realizar ese sueño: el sueño de estar con los lobos ibéricos, un sueño hecho realidad. Quiero agradecer una vez más a Carlos Sanz y a todos los que habéis colaborado en esta mi aventura lobuna. ¡¡Gracias. Nunca lo olvidare!!

No desearíamos con que tras estas vivencias con los lobos ibéricos, alguien pudiese pensar que se puede tener un lobo ibérico como mascota, ya que nunca hay que olvidar que es un animal salvaje, mientras que el perro lleva siglos domesticado junto al ser humano.

Son las primeras experiencias sensoriales de estos animales donde radica la explicación, según las últimos estudios, los perros y los lobos  son tan similares genéticamente que incluso para los biólogos es difícil comprender por qué unos permanecerán siempre salvajes mientas que los perros se convierten en los mejores amigos del hombre.

Kathryn lord, bióloga evolutiva de la Universidad de Massachusetts Amherst,  indica en sus últimas investigaciones que tan diferentes comportamientos están relacionados con las primeras experiencias sensoriales que los cachorros de ambos viven durante el crítico periodo de la socialización.

Hasta ahora se ha sabido muy poco sobre el desarrollo sensorial de los lobatos y se les había extrapolado los conocimientos  que se conocían sobre los perros. Lord Estudio las respuestas ante olores, sonidos y estímulos visuales,  tanto nuevos como conocidos  en siete lobatos y 43 cachorros de perro en concreto de border collies y pastores alemanes.

Cada semana realizo pruebas con ellos, encontrando que todos desarrollaban los sentidos al mismo tiempo. Revelando sin embargo nueva información de cómo las dos subespecies de Canis lupus experimenta su entorno durante un espacio de desarrollo de cuatro semanas,  llamado periodo crítico de socialización, durante el cual los cachorros tanto de perro como de lobo empiezan sin miedo a caminar y explorar y conservaran de por vida la familiaridad con todo lo que han conocido durante este periodo de tiempo. Es en esa ventana de tiempo cuando a los perros domésticos se les puede acostumbrar a tratar con seres humanos, gatos, caballos y se sentirán familiarizados con ellos para siempre, pero a medida que el periodo avanza, el miedo aumenta y después de que se cierra esa ventana, los nuevos sonidos, olores y visiones provocaran una respuesta de miedo.

Durante sus observaciones, Lord confirmo que tanto los lobatos como los cachorros de perro a las dos semanas de edad desarrollaban el sentido del olfato, a las cuatro semanas el oído y a las seis semanas la visión como término medio.

Pero curiosamente cada una de las subespecies entra en el periodo crítico de socialización a edades diferentes. Los lobos comienzan ese periodo a las dos semanas, mientas que los perros lo hacen a las cuatro semanas.

Por lo que durante este periodo de tiempo tan importante,  cada subespecie lo experimenta de forma muy diferente, lo que les lleva probablemente a tener distintos patrones de desarrollo.

Lord indica que los cachorros de lobo son todavía ciegos y sordos cuando comienzan a caminar y descubrir su entorno con dos semanas de edad, cuando los lobatos empiezan a oír, los nuevos sonidos les producen miedo y cuando comienzan a ver temen también los nuevos estímulos visuales, a medida que cada sentido se va desarrollando experimentan una nueva ronda de perturbaciones sensoriales, algo que a los cachorros de perro no les ocurre. Ya que únicamente comienzan a caminar y explorar cuando sus tres sentidos, olfato, oído y vista ya los tienen desarrollados.

Parece mentira que siendo ambos tan cercanos genéticamente, perros y lobos sean tan diferentes a tan temprana edad. Los lobatos con dos semanas ya están explorando activamente, caminan con energía, mantienen una buena coordinación y empiezan se capaces de subir pequeñas colinas, mientas que los cachorros de perro a la misma edad son incapaces de levantar o caminar,

Estos desarrollos diferentes entre perros y lobos es lo que lleva a tener una capacidad tan diferente a la hora de formar lazos sociales entre especies, y más concretamente con el ser humano.

Estos datos nos ayudan a llegar a la conclusión de que si quieres socializar a un perro con un humano u otro animal, necesitarías 90 minutos entre las edades de cuatro y ocho semanas, después de ello el perro ya les temerá nunca más, aunque construir una verdadera relación tomara más temo. Pero con un lobato, lograr eliminar el mismo nivel de miedo requiere las 24 horas de contacto inicial antes de la edad de tres semanas e incluso entonces no obtendrá el mismo apego.

La investigadora cree que su información puede suponer una ayuda muy significativa para la gestión de las poblaciones de lobos salvajes y cautivos.

Comments (3)

  1. Este fragmento, de entrada, ya me ha puesto los pelos de punta:

    «“Estamos a treinta metros de ellos, voy a intentar que aúllen para que los oigas”. Bajo del coche y empezó a aullar, como si de un lobo se tratara. Aulló a intervalos de un minuto, pero no obtuvo respuesta por parte de ellos, los lobos ya sabían que Carlos no venia solo, y se mantuvieron en silencio por precaución.»

Leave a Comment

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.